Veinticinco años después de la tragedia, Armero aún es un gran cementerio. Del territorio que acogía a más de 25 mil personas, que perecieron bajo una avalancha producto de la erupción del volcán del Nevado del Ruiz, hoy sólo quedan lápidas esparcidas entre los árboles que fueron creciendo con posterioridad al desastre natural.
Es sábado y el Armero antiguo (ahora existe Armero Guayabal, donde habita la mayoría de los sobrevivientes de la tragedia) es epicentro de una conmemoración esperada cada 13 de noviembre: la del aniversario del desastre natural que borró del mapa a la que fue, en su momento, la segunda población más importante del departamento del Tolima.
Con el paso de la mañana los armeritas más viejos comienzan a llegar a la que fue “la tierra que los vio nacer”, para recordar con tristeza aquella fatídica noche en la que más del 90 por ciento de la población perdió la vida, como lo cuenta Félix Antonio Lerman, un campesino de 61 años, quien en ese entonces tenía 36.
“No se me olvida que como a las 10:30 de la noche estaba lloviendo purita arena, porque la avalancha ya se veía venir. Pero uno pensaba que eso era solo pura agua, porque pensábamos era que se iba a desbordar el río Lagunilla”, cuenta Félix, quien también reconoce que el pueblo entero estaba avisado de los riesgos, pero que el sacerdote local insistió en que no iba a suceder nada.
Félix Antonio se salvó, como otros, porque habitaba en la parte baja de Armero y eso le dio tiempo para sentir el ruido de la avalancha acercándose y salir con su familia hacia un lugar más seguro.
“Los que sí sufrieron el mayor impacto fueron los que estaban en la parte de arriba, por los lados de la iglesia, porque la avalancha se los llevó de primeritos”, cuenta el campesino que llegó hoy solo para recordar la tragedia, puesto que su madre –única familiar viva al momento de la explosión- murió años después, “de vieja”.
(Fuente: http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/noticias/veinticinco-anos-despues-armeritas-reencuentran)
Omaira
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