sábado, 8 de noviembre de 2014

Maravillas geológicas 8

Pamukkale – Turquía



Pamukkale, se encuentra en Turquía y es un acantilado fluvial de más de doscientos metros de altitud.

Pamukkale, quiere decir castillo de algodón. La naturaleza convertida en hábil arquitecto, sobre un acantilado fluvial de más de doscientos metros de altitud, eleva este grandioso decorado surrealista que no se encuentra otro igual en todo el mundo.



Las terrazas de esta maravillas geológicas, se forman a partir de una sustancia llamada travertino, como producto de las aguar termales del lugar.

Estas terrazas se forman a partir de una sustancia llamada travertino, que se produce por la acumulación de sedimentos de carbonato de calcio depositado en el agua de las fuentes termales. Luego, el dióxido de calcio se desgasifica formando estas terrazas, y más encima, con agua caliente fluyendo por encima de ellas.

Desde lejos, Pamukkale da la impresión de una serie escalonada de cataratas fosilizadas, pero en constante ebullición, vivas y cristalinas. Si nos acercamos, el paisaje adquiere la dimensión de un fantástico jardín acuático, vertiéndose estanque a estanque formando inmensas caracolas de roca calcárea similares a exóticas flores de origen tropical, de una blancura azulada y de una tremenda belleza.
Los manantiales calientes que brotan constantemente del interior de sus suelos calcáreos son el origen de este prodigio y el motivo primordial del asentamiento aquí de tantas civilizaciones pasadas. En Pamukkale, el agua termal brota a una temperatura constante de 35º, vertiendo un caudal constante de 240 litros por segundo. Esta agua se utiliza para el tratamiento de distintas enfermedades.




El agua que brota de los manantiales de Pamukkale, tienen una temperatura de aproximadamente 35ºC, por lo que es una delicia tocar sus aguas.

Pamukkale constituye un escenario natural, en lo alto de un altiplano que domina el fértil valle de Denizli , un mirador formado por centenares de travertinos de todos los tamaños y formas. A solo 5 kilómetros al norte de Pamukkale, en Karahayit, el agua brota de los manantiales a 38º, extraordinariamente rica en mineral de hierro, una enorme mancha de rojo sobresale en el verde paraje que rodea el manantial.
Al atardecer, su color se viste de rosa, cuando los últimos rayos del sol tocan la fría piedra caliza. Aún cuando es dura roca la que forma tan impresionante monumento natural, su aspecto es más bien el del frágil algodón, como si la propia piedra estuviese fundida o en estado espumoso.

El amanecer y el atardecer son momentos únicos que solo se pueden vivir aquí, el sol cayendo tras las pequeñas cascadas, hacen que este lugar sea un verdadero paraíso.

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