viernes, 14 de diciembre de 2012

El salto de la Mantarraya

Manta birostris
 La mantarrraya o Manta birostris es uno de esos animales que invitan a la fábula. Su aspecto le ha granjeado el nombre de pez diablo (por las protuberancias frente a su boca), pero este elasmobranquio (primo de los tiburones) es una de las criaturas menos peligrosas de los océanos. Es más, hasta carece del típico aguijón venenoso con el que se arman sus hermanas las rayas.

Se les suele ver en aguas cálidas de todos los océanos, próximas a los continentes o cerca de arrecifes, abriendo su enorme boca y filtrando el plancton. Cuando nadan parecen gigantescas aves con una longitud que llega a las cinco metros y una envergadura que casi alcanza los siete metros. Semejante tamaño infundió el temor en algunas culturas de que estas criaturas cazaban a las personas abrazándolas con sus enormes aletas.

Una de las leyendas afirmaba que la mantarraya saltaba del agua y tiraba del bote al pobre pescador, tras lo cual era asesinado. Aunque dicha creencia es errónea, está basada en una realidad. Y es que estos bellos animales son capaces de saltar fuera del agua.

Nadie sabe a ciencia cierta cual es el motivo de este extraño comportamiento, que les lleva incluso a alcanzar los dos metros fuera del agua. Unos dicen que lo hacen para matar los parásitos que tienen en la piel o que es una forma de juego. Hay quien apunta que quizás el impacto en el agua mata a pequeños animales que después serán engullidos. De momento es un hermoso misterio.

Desgraciadamente, en alguno países asiáticos y africanos su carne se considera un manjar y su pesca les está llevando a entrar entre las especies consideradas como vulnerables. Además, no escapan de los tentáculos de la mal llamada medicina tradicional china. Sus aletas son secadas y con ellas se realiza un polvo de muy dudosos beneficios.


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